miércoles, 13 de agosto de 2014

Creta y la cultura minoica

Creta ocupa un lugar privilegiado en el Mediterráneo oriental, por lo que tuvo muchos contactos con Egipto y las potencias de Asia occidental. Su rápida introducción en el ámbito internacional hizo que sus palacios, como el de Cnossos y Festos, se convirtieran a comienzos del siglo II a. C. en un imperio comercial que se extendía por las islas del Egeo y alcanzaba la Grecia continental. Los micénicos, cuya fortaleza se hallaba en Micenas, quedaron fascinados y comenzaron a adoptar el estilo, la cultura y el modelo de administración minoico, en el que la escritura era fundamental. Hacia el año 1450 a. C. los micénicos reemplazaron a los minoicos y tomaron sus centros de poder. De este modo, ocuparon las rutas del Mediterráneo y dominaron Grecia continental, siento reconocidos como potencia extrajera por el imperio Hitita. 

EL DESCUBRIMIENTO DEL PALACIO DE CNOSSOS
En el año 1900, el arqueólogo británico sir Arthur Evans comenzó a excavar en un terreno que había adquirido en Cnossos, en la costa norte de Creta. Así pues, dio a conocer al mundo los vestigios de una civilización que había permanecido bajo tierra por más de tres mil años. Evans dio a la civilización que acababa de descubrir el nombre de minoica, en honor al rey Minos, quien fue el primero en establecer un imperio basado en el dominio del mar. Esta hegemonía llevó a Creta a mediados del siglo II a. C. a ser uno de los principales protagonistas del Mediterráneo oriental durante la Edad del Bronce.
En este terreno, Evans sacó a la luz una descomunal construcción, compuesta por más de un millón de dependencias palaciegas, almacenes y salas de ceremonias que se comunicaban entre sí a través de un entramado de escaleras y corredores, una construcción cuya complejidad evocaba la forma de un laberinto.

LA CULTURA PALACIAL
Los palacios que se encuentran construidos a lo largo de la isla son el rasgo que define la cultura cretense. Estos monumentos no solo cumplían la función de morada del rey, sino que eran los puntos de actividad comercial y económica de toda la civilización.
Están estructurados en torno a un gran patio central, reservan la zona inferior para los almacenes, los archivos y las salas de carácter religioso, mientras que los pisos superiores albergan las dependencias reales. Una de las características más importantes de estos complejos es la ausencia de murallas, por lo que se intuye que los cretenses tenían mucha confianza en su capacidad marinera, revelada por le hecho de que desde época neolítica, según los datos arqueológicos, los minoicos mantuvieron contactos con otras culturas, que evidentemente, solo pudieron producirse a través del mar.
Con el desarrollo de la cultura neopalacial (1700-1450 a. C.) se produjo la expansión por el Mediterráneo el estilo de vida minoico: el arte, la cultura, la arquitectura, las costumbres funerarias, rituales religiosos, etc. En todo el ámbito del Egeo no solo se expandió la cultura, el modo de vida y los productos cretenses, sino que también los minoicos crearon colonias fuera de Creta. Entre 1700-1500, el auge de la cultura minoica, se produjo un auge de población, que a su vez provocó la formación de más colonias en el exterior, fundamentalmente en las islas del Egeo, como por ejemplo en la isla de Tera (Santorini) en la que se fundó la ciudad de Akrotiri hacia el año 1550 a. C., de la que procede una gran cantidad de obras pictóricas, las cuales hoy en día son las obras más representativas de la cultura minoica. En consecuencia, los cretenses llegaron a Grecia continental y su influencia sobre los micénicos es indudable, cultura que comenzó a despuntar en torno al siglo XVI a. C., una sociedad de guerreros que con el tiempo acabó a los minoicos el poder del mar. El elemento más importante que adquirieron los micénicos de los cretenses fue, sin duda, el sistema de escritura sobre el que, gracias a sus ventajas a efectos administrativos y comerciales, primero los minoicos y después los micénicos sustentaron a su poder. Desde el período de los primeros palacios, la actividad comercial de los cretenses quedó plasmada en tablillas por medio del sistema de escritura Lineal A, que aun sigue sin descifrarse. Este sistema, anterior al alfabético, fue adoptado por los micénicos para escribir en su propia lengua, el griego, y así llevar a cabo sus registros contables.


Laura Lastra

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